El principio de la polaridad es una pieza que explora las emociones y las diferentes formas en que estas nos hacen entender la realidad.

Según el hermetismo, cada extremo tiene su contraparte que lo complementa y que a final de cuentas no es más que la misma sustancia pero en un grado distinto.

Cuando oscurece nos movemos gradualmente de la luz a la oscuridad sin que la luz en sí sea una sustancia distinta. Lo mismo ocurre con la felicidad y la tristeza, el odio y el amor. Lo dual es uno.

Las antiguas enseñanzas afirman que al entender este principio, el iniciado puede realizar alquimia mental y transformar lo negativo en positivo alcanzando así el control de su mente y por tanto de su vida.

La pieza toma cuerpo en diferentes láminas. Las primeras conforman al yo en distintas escenas cotidianas (de pie, sentado, acostado), las segundas, son los hechos y experiencias objetivos a los que el yo debe hacer frente (situaciones cotidianas como el trabajo, los recuerdos, encuentros sociales, cumplir años, despertar, etc.). Las terceras y cuartas son filtros positivos y negativos, a cada hecho corresponde un filtro negativo y uno positivo, el lector puede superponerlos e incluso jugar con los filtros de otros hechos entendiendo así, que entre los extremos también hay matices que brindan complejidad a nuestra existencia. Las láminas están dentro de sobres y los sobres dentro de una caja.